sábado, 11 de mayo de 2013

1. Los Ángeles


Nota inicial: Para hacer la historia lo más real posible, los diálogos en español estarán en letra normal, en inglés en cursiva y en alemán en negrita. Espero que os guste :)

Los Ángeles estaba amaneciendo. El sol se estaba elevando desde el este, bañando a la ciudad con un tono anaranjado digno de una obra de arte. Brilló justo por encima de las letras de Hollywood e inmediatamente las calles se llenaron de estrellas de cine, del deporte, políticos, e incluso algún que otro artista. Todo comenzaba a despertar.
El teléfono que resonó por toda la habitación amenazó con despertar a todo el vecindario hasta que una figura se levantó arrastrando consigo las mantas que se le pegaban. Descolgó el teléfono, bostezó, y contestó a la llamada.
-¿Diga?
-Hola, buenos días- “sí, buenos días para usted” pensó, mientras se sentaba en una de las mesas de la cocina-. Me llamo Hans Wolfarg y soy el representante del señor Joachim Masannek, célebre escritor y guionista alemán.
La figura que se recortaba en negro contra los amplios ventanales que daban vista a toda la ciudad dio un salto y desparramó todo el zumo de naranja que había en la jarra por toda la mesa. Maldijo por lo bajo y cambió rápidamente de idioma.
-Sí, disculpe. Soy Elva. ¿Quería hablar conmigo?
-Positivo, señorita. El señor Masannek se dirige hacia New York esta noche para tratar asuntos con usted, como ya le habíamos comunicado hace dos semanas.
-Odio las llamadas matutinas-murmuró por lo bajo en español.
-¿Disculpe?
-Nada, perdón. Es demasiado pronto en este lado del hemisferio, señor Wolfarg. Sin embargo, debería hablar con mi representante, el cual ahora mismo está en NY. Yo me encuentro en LA hasta esta tarde y no llegaré a mi casa hasta la madrugada.
-Bien, se lo transmitiré. Recibirá pronto una llamada del señor Masannek.
-De acuerdo, gracias. Que tenga un buen día.
-Lo mismo le deseo. Y, por cierto, soy un gran fan- colgó antes de que pudiera añadir nada más, y tiró el móvil encima de la cama. Después, cogió la almohada, se la enroscó alrededor de la cabeza, y se dejó caer al suelo, soltando un gruñido, hasta que sus tripas rugieron y se vio obligada a levantarse para hacerse el desayuno.
-La vida de una estrella da asco algunas veces-se dijo para sí misma mientras metía el pan en la tostadora.
Unos leves ronquidos la hicieron girarse y recoger la almohada del suelo. Se acercó a la cama de la que se había levantado y repartió almohadazos por doquier a aquel bulto que se escondía debajo de las sábanas hasta que oyó bufar a quien se encontraba debajo
-Buenos días princesa-dijo Elva, con ironía en la voz.
-¿Sabes?-replicó Valeria- Me gusta que me despierte cualquier persona con esa frase menos tú.
-Ya lo sé-añadió.
-¿Qué hora es?
-Las seis.
-Te voy a matar.
-Lo sé.
Valeria se levantó de la cama a regañadientes.
-De verdad que a veces te odio.
-También lo sé, Vale, no hace falta que me lo jures.
-Me voy a la cama. A una habitación. Con esta luz y lo de que no tengan persianas no se puede dormir-dijo mientras se daba la vuelta, observando las puertas que partían del salón central.
-Siempre y cuando quieras compartir cama con Javier, adelante, segunda puerta a la derecha de la del baño.
Valeria tardó en procesar sus palabras y se volvió a tirar en la cama.
-Te odio.
-Ya me lo habías dicho. Buenas noches.
-Buenas noches a ti también.
Elva suspiró y se volvió para controlar las tostadas. Unos hilillos de humo ascendían de las rendijas y el olor a quemado ya se empezaba a extender por la sala.
-Mierda-maldijo en voz baja, apagando la tostadora y sacando el pan de dentro-Hoy no hay tostadas, Elva.
Abrió un armario y sacó harina, huevos y demás ingredientes para hacer tortitas. Comenzó a preparar la comida para los tres y oyó como Valeria se quejaba. Decidió ignorarla.
-¿Puede ser que huela tortitas?
-Glotón, ya sabía yo que solo con el olor te despertarías...-le contestó a su mejor amigo sin girarse. Oyó cómo corría hacia ella y sintió sus brazos agarrándola por detrás, dándole un abrazo de buenos días.-Sé yo que solo me quieres por las tortitas, Javier.
-Puede-rió él.
-Ya que estás, mira a ver si despiertas a Vale. Ya van a ser las siete y a las nueve tenemos que estar en el teatro.
-De acuerdo, mi capitán. Por cierto, ¿quién llamó hace una hora?-preguntó mientras se sentaba encima de donde deberían estar las piernas de Valeria, la cual soltó un gruñido y se destapó. Los fulminó con la mirada a los dos y, aguantando la risa, se dirigió al baño, cerrando la puerta.
-Era Hans, el alemán. Quería recordarme lo de Joachim...
-¿Lo de quién?
-Lo de Joachim. Aquel otro alemán que me llamó para hablar conmigo de un asunto secreto, el cual aún no sé...
-Aaaaaaah, ya, ya sé. El de los pelos largos.
Elva rió.
-Sí, Javi, sí, el de los pelos largos-dijo revolviéndole los cortos mechones de su cabeza.-Parece mentira que tengas un año más que yo, pequeño.
-Eso debería llamártelo yo a ti, enana-dijo mientras le empezaba a hacer cosquillas por todo el cuerpo y ella se doblaba de la risa- Echo de menos los tiempos en los que éramos simplemente tú y yo, en Oviedo, y tú no eras famosa ni nada por el estilo. Estoy cansado de que digan que eres mi novia cuando eres mucho más importante que eso: eres mi hermana.
Ella se quedó sin palabras por aquel repentino ataque de sinceridad.
-Yo también te quiero, Javi.
Después, se dirigió a la encimera y sacó el plato de tortitas junto al sirope de chocolate.
-Y yo te quiero más a ti y a tus tortitas, pequeña-respondió él, a lo que Elva le dio una bofetada cariñosa.
Comieron en silencio observando el cielo de Los Ángeles y esperando por Valeria. Cuando esta salió del baño, ya preparada con un vestido beige y unas sandalias doradas, los tres recogieron sus cosas, hicieron la maleta y bajaron al vestíbulo del hotel, donde un taxi los esperaba.

-Esta-comenzó a decir Valeria con la boca llena-es la mejor comida que he probado en mi vida.
-Sí, cielo, y la nuestra también lo sería si comieras con la boca cerrada- replicó Elva. Valeria le hizo caso y después se echó a reír.
-Este es el restaurante más caro de la ciudad-añadió Javier.- No me extraña que la comida sea tan buena, Vale, si pensaras un poco...
-Perdone, don Perfecto, pero...-no le dio tiempo a terminar la frase, pues el móvil de Elva, que estaba encima de la mesa, comenzó a vibrar. Ella lo cogió y, reconociendo un número alemán, cambió rápidamente de idioma y descolgó.
-¿?
-Buenas tardes, Elva. Soy Joachim Masannek y creo que esta mañana te llamó mi representante, para decirte que necesitaba hablar contigo sobre mi próxima película.
Elva casi se atraganta. ¿Película? Nadie había dicho nada de película y, teniendo en cuenta que él era el escritor de los libros que habían llenado su infancia, aquello solo podía significar una cosa. Elva cogió su vaso de agua y bebió un trago. Después, respondió.
-Sí, me llamó. Dígame, señor Masannek, ¿sobre qué quería hablar? ¿Una película? Nadie me había dicho nada de película-Elva miró a sus amigos cómo le hacían gestos para que se tranquilizara.
-Sí, eh, estamos pensando en hacer una nueva película sobre las Fieras Fútbol Club, y por ello quería contar con tu ayuda, Elva. Necesitamos más gente, y hemos pensado que nos pareces una persona perfecta para formar parte del casting.
Elva se quedó sin palabras. ¿Participar en una película de una de sus sagas favoritas? No sabía ni como reaccionar, así que esperó a que Joachim siguiera.
-Bien, pues, ahora que ya lo sabes, esta noche cogeré un avión desde Berlín a New York. Mañana nos vemos a las diez de la mañana en la entrada norte de Central Park, y lo hablamos, ¿te parece? Pueden venir también tus encantadores amigos, uno de mis hijos viajará conmigo.
“Espera espera espera espera. ¿Había dicho uno de sus hijos? ¿Cuál de los dos, Marlon, el eterno amor de Valeria, o Leon, MI amor platónico?” pensó Elva. Pero no lo dijo. Simplemente miró a sus amigos y volvió a responder.
-Será un placer, señor Masannek. Allí estaré.
-Perfecto, Elva, Te daré entonces toda la información.
-Muchas gracias, de verdad. No sabe lo que esto significa para mí.
-Gracias a ti. Un saludo. Hasta mañana.
-Hasta mañana, señor Masannek.
Separó con lentitud el teléfono de su oreja y dirigió una mirada nerviosa a sus amigos, quienes esperaban expectantes.
-¿Y bien, Elva?
-¿Cuál es la buena noticia?
Se quedó callada unos segundos.
-Creo que voy a cumplir uno de mis sueños-respondió.
-Claro que sí, ya lo has cumplido. ¡Eres escritora!
-Lo sé, Javi. No me refería a eso. Me refería al otro sueño.
Javier y Valeria parecieron no entender, así que Elva intentó explicarse:
-“Alles ist gut...
-...solang du wild bist!”*- terminó Valeria, y abrazó a su mejor amiga, comprendiéndolo todo.
-Lo que vosotras digáis-dijo Javier entre risas.
Ellas lo abrazaron mientras se levantaban de la mesa, se despedían de la gente, y cogieron las maletas para dirigirse al aeropuerto, de vuelta a New York.


-Elisa

* Traducción: Todo irá bien mientras seas una fiera.

jueves, 9 de mayo de 2013

¿Será que todo es imposible?

Imagina por un momento que tu vida es perfecta. 

Tienes 17 años, y eres la escritora más famosa del momento. Te llamas Elva y vienes de una pequeña ciudad llamada Oviedo, en el norte de España. Acabas de publicar tu primer libro, "Utopía en pedazos", el cual has traducido tú misma al inglés, y otras personas a más de 40 idiomas, y así te has ganado la fama mundial. Acabas de comprarte una casa en Hawaii y tienes otras dos en Londres y en New York. Tienes muchos amigos, pero dos en especial: Valeria, tu mejor amiga, y Javi, tu mejor amigo, quienes están contigo en todo momento. Tus padres están orgullosos de ti y tu hermano mayor te apoya en cualquier cosa. En resumen: todo es perfecto.

Sin embargo, hay una espinita clavada en tu corazón. De pequeña siempre tuviste debilidad por unos libros y películas llamados Die Wilden Kerle, Las Fieras Fútbol Club en español, y quieras que no aún la tienes. Poca gente lo sabe, solo aquellos que te conocen de verdad, pero sigue estando ahí. Quieres conocerlos, quieres conocer al escritor que hizo cambiarte la vida tan radicalmente cuando lo descubriste y al elenco de actores que les dio vida en el cine, pero te da vergüenza decírselo al mundo. 

Así que, mientras estás en Los Ángeles entre entrevistas, firmas de libros y demás, una noche recibes una llamada de teléfono que nunca podrás olvidar y que cambiará tu perfecta vida para mejor... ¿o para peor? 

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Leon Wessel Masannek tiene ya 20 años. Su vida es perfecta: no tiene nada de qué preocuparse. Hace mucho que parece que se ha olvidado de sus tiempos con las Fieras. Pero no es así. 

Siguen viéndose todos: Leon, Marlon, Jimi, Wilson, Sarah, Raban... Todas las Fieras están unidas, pero se ha acabado el hacer películas y pasarlo bien. Ya son todos mayores, con la única excepción de Nick, que aún tiene 15 años, pero eso tampoco importa.

Cuando Joachim Masannek y Uwe Ochsenknech deciden reunirse de nuevo para hacer una nueva película de DWK, todos enloquecen: suceden a la noticia noches de fiesta y alegría, y de pronto todo comienza a cambiar. Pero la llegada de nuevos miembros al elenco hace que las cosas no sean como siempre fueron...

¿Será que es imposible tener una vida perfecta?


-Elisa