Nota inicial: Para hacer la historia lo más real posible, los diálogos en español estarán en letra normal, en inglés en cursiva y en alemán en negrita. Espero que os guste :)
Los Ángeles estaba amaneciendo. El sol se estaba elevando
desde el este, bañando a la ciudad con un tono anaranjado digno de una obra de
arte. Brilló justo por encima de las letras de Hollywood e inmediatamente las
calles se llenaron de estrellas de cine, del deporte, políticos, e incluso
algún que otro artista. Todo comenzaba a despertar.
El teléfono que resonó por toda la habitación amenazó con
despertar a todo el vecindario hasta que una figura se levantó arrastrando
consigo las mantas que se le pegaban. Descolgó el teléfono, bostezó, y contestó
a la llamada.
-¿Diga?
-Hola, buenos días- “sí, buenos días para usted” pensó,
mientras se sentaba en una de las mesas de la cocina-. Me llamo Hans Wolfarg y
soy el representante del señor Joachim Masannek, célebre escritor y guionista
alemán.
La figura que se recortaba en negro contra los amplios
ventanales que daban vista a toda la ciudad dio un salto y desparramó todo el
zumo de naranja que había en la jarra por toda la mesa. Maldijo por lo bajo y
cambió rápidamente de idioma.
-Sí, disculpe. Soy Elva. ¿Quería hablar conmigo?
-Positivo, señorita. El señor Masannek se dirige hacia New
York esta noche para tratar asuntos con usted, como ya le habíamos comunicado
hace dos semanas.
-Odio las llamadas matutinas-murmuró por lo bajo en español.
-¿Disculpe?
-Nada, perdón. Es demasiado pronto en este lado del
hemisferio, señor Wolfarg. Sin embargo, debería hablar con mi representante, el
cual ahora mismo está en NY. Yo me encuentro en LA hasta esta tarde y no
llegaré a mi casa hasta la madrugada.
-Bien, se lo transmitiré. Recibirá pronto una llamada del
señor Masannek.
-De acuerdo, gracias. Que tenga un buen día.
-Lo mismo le deseo. Y, por cierto, soy un gran fan- colgó
antes de que pudiera añadir nada más, y tiró el móvil encima de la cama.
Después, cogió la almohada, se la enroscó alrededor de la cabeza, y se dejó
caer al suelo, soltando un gruñido, hasta que sus tripas rugieron y se vio
obligada a levantarse para hacerse el desayuno.
-La vida de una estrella da asco algunas veces-se dijo para
sí misma mientras metía el pan en la tostadora.
Unos leves ronquidos la hicieron girarse y recoger la
almohada del suelo. Se acercó a la cama de la que se había levantado y repartió
almohadazos por doquier a aquel bulto que se escondía debajo de las sábanas
hasta que oyó bufar a quien se encontraba debajo
-Buenos días princesa-dijo Elva, con ironía en la voz.
-¿Sabes?-replicó Valeria- Me gusta que me despierte
cualquier persona con esa frase menos tú.
-Ya lo sé-añadió.
-¿Qué hora es?
-Las seis.
-Te voy a matar.
-Lo sé.
Valeria se levantó de la cama a regañadientes.
-De verdad que a veces te odio.
-También lo sé, Vale, no hace falta que me lo jures.
-Me voy a la cama. A una habitación. Con esta luz y lo de
que no tengan persianas no se puede dormir-dijo mientras se daba la vuelta,
observando las puertas que partían del salón central.
-Siempre y cuando quieras compartir cama con Javier,
adelante, segunda puerta a la derecha de la del baño.
Valeria tardó en procesar sus palabras y se volvió a tirar
en la cama.
-Te odio.
-Ya me lo habías dicho. Buenas noches.
-Buenas noches a ti también.
Elva suspiró y se volvió para controlar las tostadas. Unos
hilillos de humo ascendían de las rendijas y el olor a quemado ya se empezaba a
extender por la sala.
-Mierda-maldijo en voz baja, apagando la tostadora y sacando
el pan de dentro-Hoy no hay tostadas, Elva.
Abrió un armario y sacó harina, huevos y demás ingredientes
para hacer tortitas. Comenzó a preparar la comida para los tres y oyó como
Valeria se quejaba. Decidió ignorarla.
-¿Puede ser que huela tortitas?
-Glotón, ya sabía yo que solo con el olor te
despertarías...-le contestó a su mejor amigo sin girarse. Oyó cómo corría hacia
ella y sintió sus brazos agarrándola por detrás, dándole un abrazo de buenos
días.-Sé yo que solo me quieres por las tortitas, Javier.
-Puede-rió él.
-Ya que estás, mira a ver si despiertas a Vale. Ya van a ser
las siete y a las nueve tenemos que estar en el teatro.
-De acuerdo, mi capitán. Por cierto, ¿quién llamó hace una
hora?-preguntó mientras se sentaba encima de donde deberían estar las piernas
de Valeria, la cual soltó un gruñido y se destapó. Los fulminó con la mirada a
los dos y, aguantando la risa, se dirigió al baño, cerrando la puerta.
-Era Hans, el alemán. Quería recordarme lo de Joachim...
-¿Lo de quién?
-Lo de Joachim. Aquel otro alemán que me llamó para hablar
conmigo de un asunto secreto, el cual aún no sé...
-Aaaaaaah, ya, ya sé. El de los pelos largos.
Elva rió.
-Sí, Javi, sí, el de los pelos largos-dijo revolviéndole los
cortos mechones de su cabeza.-Parece mentira que tengas un año más que yo,
pequeño.
-Eso debería llamártelo yo a ti, enana-dijo mientras le
empezaba a hacer cosquillas por todo el cuerpo y ella se doblaba de la risa-
Echo de menos los tiempos en los que éramos simplemente tú y yo, en Oviedo, y
tú no eras famosa ni nada por el estilo. Estoy cansado de que digan que eres mi
novia cuando eres mucho más importante que eso: eres mi hermana.
Ella se quedó sin palabras por aquel repentino ataque de
sinceridad.
-Yo también te quiero, Javi.
Después, se dirigió a la encimera y sacó el plato de
tortitas junto al sirope de chocolate.
-Y yo te quiero más a ti y a tus tortitas, pequeña-respondió
él, a lo que Elva le dio una bofetada cariñosa.
Comieron en silencio observando el cielo de Los Ángeles y
esperando por Valeria. Cuando esta salió del baño, ya preparada con un vestido
beige y unas sandalias doradas, los tres recogieron sus cosas, hicieron la
maleta y bajaron al vestíbulo del hotel, donde un taxi los esperaba.
-Esta-comenzó a decir Valeria con la boca llena-es la mejor
comida que he probado en mi vida.
-Sí, cielo, y la nuestra también lo sería si comieras con la
boca cerrada- replicó Elva. Valeria le hizo caso y después se echó a reír.
-Este es el restaurante más caro de la ciudad-añadió
Javier.- No me extraña que la comida sea tan buena, Vale, si pensaras un
poco...
-Perdone, don Perfecto, pero...-no le dio tiempo a terminar
la frase, pues el móvil de Elva, que estaba encima de la mesa, comenzó a
vibrar. Ella lo cogió y, reconociendo un número alemán, cambió rápidamente de
idioma y descolgó.
-¿Sí?
-Buenas tardes, Elva. Soy Joachim Masannek y creo que esta
mañana te llamó mi representante, para decirte que necesitaba hablar contigo
sobre mi próxima película.
Elva casi se atraganta. ¿Película? Nadie había dicho nada de
película y, teniendo en cuenta que él era el escritor de los libros que habían
llenado su infancia, aquello solo podía significar una cosa. Elva cogió su vaso
de agua y bebió un trago. Después, respondió.
-Sí, me llamó. Dígame, señor Masannek, ¿sobre qué quería
hablar? ¿Una película? Nadie me había dicho nada de película-Elva miró a sus
amigos cómo le hacían gestos para que se tranquilizara.
-Sí, eh, estamos pensando en hacer una nueva película sobre las
Fieras Fútbol Club, y por ello quería contar con tu ayuda, Elva. Necesitamos
más gente, y hemos pensado que nos pareces una persona perfecta para formar
parte del casting.
Elva se quedó sin palabras. ¿Participar en una película de
una de sus sagas favoritas? No sabía ni como reaccionar, así que esperó a que
Joachim siguiera.
-Bien, pues, ahora que ya lo sabes, esta noche cogeré un
avión desde Berlín a New York. Mañana nos vemos a las diez de la mañana en la
entrada norte de Central Park, y lo hablamos, ¿te parece? Pueden venir también
tus encantadores amigos, uno de mis hijos viajará conmigo.
“Espera espera espera espera. ¿Había dicho uno de sus hijos?
¿Cuál de los dos, Marlon, el eterno amor de Valeria, o Leon, MI amor
platónico?” pensó Elva. Pero no lo dijo. Simplemente miró a sus amigos y volvió
a responder.
-Será un placer, señor Masannek. Allí estaré.
-Perfecto, Elva, Te daré entonces toda la información.
-Muchas gracias, de verdad. No sabe lo que esto significa
para mí.
-Gracias a ti. Un saludo. Hasta mañana.
-Hasta mañana, señor Masannek.
Separó con lentitud el teléfono de su oreja y dirigió una
mirada nerviosa a sus amigos, quienes esperaban expectantes.
-¿Y bien, Elva?
-¿Cuál es la buena noticia?
Se quedó callada unos segundos.
-Creo que voy a cumplir uno de mis sueños-respondió.
-Claro que sí, ya lo has cumplido. ¡Eres escritora!
-Lo sé, Javi. No me refería a eso. Me refería al otro sueño.
Javier y Valeria parecieron no entender, así que Elva
intentó explicarse:
-“Alles ist gut...
-...solang du wild bist!”*- terminó Valeria, y abrazó a su
mejor amiga, comprendiéndolo todo.
-Lo que vosotras digáis-dijo Javier entre risas.
Ellas lo abrazaron mientras se levantaban de la mesa, se
despedían de la gente, y cogieron las maletas para dirigirse al aeropuerto, de
vuelta a New York.
-Elisa
* Traducción: Todo irá bien mientras seas una fiera.