domingo, 28 de septiembre de 2014

7. Primer día-La fiesta (parte 3)


Valeria Vailati
A ver quién es el listo que se mete en el lago!-gritó Marlon a mi oído, dándome un codazo.
-Yo no, eso tenlo claro-respondí, mirándole mal y alejándome de él, aunque lo único que quería era estar más cerca.
Dos personas empezaron a soltar risitas detrás de mí, y me giré. Eran Elva y Leon.
-Pero, a vosotros dos, ¿qué os pasa?-dijo Sarah poniéndose a mi lado. Elva y Leon solo se miraron con un gesto cómplice y se echaron a reír. Supuse que tenía algo que ver con aquella noche que habían pasado juntos, ya que mi mejor amiga no había querido hablar del tema.
-¿Qué me das esta vez si me meto, Leon?-le preguntó ella poniéndole ojitos. Comportamiento que nunca había visto en ella. Interesante.
-Lo que tú quie... mejor dicho, te dejaré meter algún gol cuando juguemos al fútbol.
Eh! Eso es trampa. No hay trato.-respondió ella.
Él la cogió por detrás de la espalda y las piernas y la levantó del suelo, como las novias. Elva empezó a retorcerse y a pegarle puñetazos, pero no sirvió de nada. Acabó en el lago hasta el cuello gritándole insultos en español a Leon, lo cual, debo admitir, fue demasiado gracioso, porque solo Javi y yo la entendíamos.
-Tú serás la siguiente-me dijo alguien al oído, pero no me dio tiempo a darme la vuelta a ver quién era, porque acabé dentro del lago con Elva. Al final acabamos todos en el lago, el cual, sorprendentemente, no estaba frío, pasándonos una pelota hinchable como si fuéramos niños pequeños.
***
Sentía que me iba a explotar la cabeza. Todo parecía demasiado irreal, tenía que haber algún agujero en toda la perfección que me rodeaba, pero quería encontrarlo antes de caerme por él.
Salí de la ducha y me envolví en una toalla. Cuando pasé a la habitación, vi a Elva rodeada de bolsas de supermercado, llenas de botellas de alcohol y refrescos.
-¿Qué es todo esto?-pregunté, comenzando a vestirme.
-Eh, para, para, Val. Ponte algo más bonito, haz el favor.- dijo mientras me quitaba los pantalones de chándal que acababa de coger de las manos.
-¿Por qué? ¿Qué es esto, El?- repetí, con los brazos en jarras.
-¿No te has enterado? Hoy hacemos botellón al estilo español, a escondidas de los mayores y adultos responsables.
Abrí los ojos y la boca sorprendida. Nadie me había dicho nada. Capullos.
-Vístete, anda. Voy a por mi vestido y vuelvo en cinco minutos.
Mi mejor amiga salió de la cabaña y me quedé sola en ropa interior.
Botellón. Alcohol. Marlon.
Tenía que encontrar algo que ponerme.
***
Salimos por la puerta cargadas con las bolsas llenas de ron, whisky y vodka, zumos, hielos y vasos. Incluso habíamos comprado vasos de chupito. Estábamos preparados.
A  mí, personalmente, no me gustaba beber. Bebía, pero con moderación. Nunca me había pasado, Elva tampoco, aunque ella bebía más que yo, pero más de una vez habíamos tenido que controlar a Javi. Quizás hoy era el día de pasarse un poco y tirarse de cabeza al lago a ver qué salía de ahí.
Llegamos al lago cuando ya todo el mundo estaba sentado en la mesita de madera que habíamos traído para tomar los chupitos, y donde íbamos a poner la música. Nos recibieron a los tres con gritos y aplausos y varios “ole”.
Estaban todos: las diez fieras, los nueve restantes del “equipo” de Elva y nosotros tres. Pusimos música inmediatamente y decidimos jugar a un juego que se llama el “Yo nunca”. Consiste en que una persona diga una frase comenzando con “yo nunca...”  o “a mí nunca...” y una acción, y si alguien del grupo lo ha hecho, tiene que tomarse el chupito. Siempre sucede, se comienza con cosas estúpidas como “yo nunca me he comido los mocos” y termina con cosas mucho más serias y personales.
Yo nunca me he caído en público!- gritó de repente Raban, ya un poco contento, como la mayoría.
Yo nunca me he creído una estrella de rock!
Yo nunca he imitado a Jimi Blue rapeando!
-A mí nunca me ha gustado ninguno de los presentes.-dijo Marlon de repente. Todos nos callamos, lo meditamos un segundo, y varios de ellos bebieron inmediatamente, cono Jimi y Sarah. Leon se lo pensó un poco más y bebió. Marlon me miró y apartó la vista. Después miró a su chupito y, a la vez que Elva y Javi bebían, se lo tomó entero. Yo los seguí y cerré la ronda. Y con esa se acabó el juego del yo nunca.
Todos nos levantamos, cogimos los vasos grandes y comenzamos a beber a lo grande. Yo no sabía qué acababa de pasar, así que me eché un vaso entero de vodka lima y empecé a bailar con todos mientras lo dejaba vacío.
No sé si fue el alcohol, la luna sobre el lago o la ciencia infusa, pero llegó un momento (y no recuerdo bien cómo) que estaba bailando sola con Marlon. Bastante apartados del resto, aunque nadie parecía fijarse. No sé qué me dijo, pero sé que tropecé con una raíz de un árbol cercano y me caí al suelo, arrastrando a Marlon conmigo.
-La verdad es que menudas situaciones en las que te encuentras en la vida-dijo él riendo. Yo me incorporé pero seguí sentada a su lado. Era ahora o nunca. No sabía si decirle algo, o besarlo directamente. Me decidí por intentar hablar con él.
-Marlon, ¿puedo decirte algo?-pregunté intentando controlar una risa tonta que me acababa de entrar.
-Dispara-respondió él entre risas.
-Bueno, eh,-comencé.- yo... Quiero decir, desde pequeña... dios, no estoy haciendo esto nada bien... que... tú a mí... siempre me has parecido muy guapo, Marlon-conseguí decir al final, pero sentí el calor subiendo a mis mejillas y mi corazón acelerándose.
Marlon se puso muy serio de repente.
-Valeria, me caes muy bien, y eres muy guapa y muy maja. No sé si tus tiros van por donde creo que van, pero tengo que decírtelo por si acaso. Hace tiempo que ya no sé quién soy, y recientemente me he dado cuenta de que me gusta una persona, en realidad desde hace bastante... pero no es quien te podrías esperar.
No estaba entendiendo nada, y apenas lo oía por la sangre palpitando en mis oídos.
-Marlon, si me vas a rechazar, dímelo ya- lo corté, probablemente por el alcohol corriendo por mis venas, pues yo nunca era tan directa.
-No es por ti, Valeria. Soy gay.
Tardé un poco en registrar sus palabras. Entonces me acordé. Si no era yo, ni ninguna otra chica del grupo,  por quien había bebido antes, entonces ¿quién le gustaba a Marlon?

sábado, 1 de marzo de 2014

6. Primer día (parte 1)


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Elva Valles
Era el primer día de rodaje, así que me levanté y me puse el chándal de mi “equipo”: los monstruos de Starnberg. Tenía entendido que en las películas no se rodaban las escenas en orden cronológico, pero en esta sí. Así que empezaríamos por el principio.
Fui a desayunar y me sorprendí al ver el comedor lleno de gente. No solo el equipo de rodaje y el directivo, sino el resto del elenco de actores. Me acerqué a la mesa en la que ya estaban sentados Jimi, Leon, Sarah, Kevin, Wilson, Javi y Valeria, y dos personas que yo no conocía. Una era una chica altísima, rubia y con mirada altiva, y la otra un chico bajito que me sonaba muchísimo, que resultó ser Konrad, el que hacía de Juli. Sin embargo, no tuve tiempo ni de sentarme, ya que Joachim apareció por detrás de mí y me llevó afuera con el pretexto de “repasar el guión”.
Me lo sabía casi de memoria. Años después de la última película, Markus iba caminando por la calle cuando de repente se encuentra con Vanessa y su abuela. Los dos comienzan a buscar a todos los antiguos miembros de las fieras y consiguen reclutar a diez: ellos dos, Leon, Marlon, Nerv, Raban, Joschka, Klette, Juli y Maxi. Un día, jugando entre ellos en un campo de fútbol escolar, un equipo de fútbol se les acerca y les propone un torneo de fútbol que durará diez días, durante los cuales deberán vivir todos en ese campo y jugar partidos. Las fieras aceptan, pero no saben que dentro de ese equipo hay de todo: gente normal que solo quiere jugar al fútbol, personas que quieren sabotear la amistad de las fieras, y también que quieren quitarles el título de uno de los mejores equipos de fútbol.
-Elva- me dijo Joachim cuando llegamos al lago.- Solo quería preguntarte si estabas de acuerdo con todo el guión. Sobre todo, con la última parte, la de...
-La de la página 512-completé yo. Maldita página 512.
-Esa- contestó él riendo.-Soy consciente de que es mi hijo y de que no había nada escrito, pero fue un cambio de última hora. De hecho, solo está incluido en vuestros guiones, por si no estuvieseis de acuerdo.
-Sí, o sea, no, no me importa- en realidad sí que me importaba, notaba el color subiendo por mis mejillas.
-Perfecto-contestó él.- Y otra cosa más, estábamos pensando que, aparte de lo que os puedan enseñar todos estos, podíamos buscaros a un profesor de alemán para los tres. Ah, y comenté con el equipo directivo que tus amigos salieran como extras, y todo en orden.
-¡Genial! Muchísimas gracias Joachim.- contesté yo. Caminamos juntos de vuelta al comedor, pero como ya se había ido todo el mundo, fuimos hasta el campo de fútbol para por fin rodar la primera escena.
Conocí al resto de mi equipo: éramos diez, cinco chicas y cinco chicos. Yo, la chica que había visto antes en el comedor, una tal Bailey, que ni saludó, y otras tres chicas que parecieron muy majas. Había también unos trillizos holandeses y un par de chicos más pequeños que el resto. Algunos tenían nombres impronunciables.
Resultó que me gustaba actuar. Lo pasábamos genial entre toma y toma y al final del día todos nos hicimos amigos. Todos, menos Bailey. No quería hablar con nadie y no paraba de echarme miradas asesinas.
-Pero, ¿a esta qué le pasa?-dijo Jimi cuando le tiró un balón al pecho para que lo recogiera solo porque “estaba en su camino”. Después se sacudió el pelo y se marchó del campo.
-Será la nueva princesita del rodaje- replicó Kevin.
-Eh-dijo de repente Javi, pegándole una patada a la pelota que tenía a los pies para estrellarla contra el fondo de la portería.- ¿Qué os parece, un partido de fútbol nocturno entre todos? ¿Para romper el hielo?
La propuesta de mi mejor amigo tuvo como respuesta un murmullo de aceptación y en menos de dos minutos estábamos divididos en dos grupos heterogéneos y pasándonos el balón los unos a los otros. No todos jugábamos igual, pero no importaba. Leon y Javi jugaban uno en cada portería, pero el resto estábamos tan pronto de defensa como de delanteros.
-¡Eh, Leon!- gritó Jimi cuando se aproximó hacia su portería con el balón rodando a sus pies. -¿sigues siendo un enano capullo que me metió harina en los calzoncillos cuando teníamos diez años, o ya has madurado?
-Cállate, Jimi, no me distraigas.
Gol.
Gol.
Gol, uno tras otro, en ambas porterías, no importaba de quién fuera, lo festejábamos todos juntos por igual. Jugamos dos horas seguidas hasta que caímos rendidos a la orilla del lago.

***
¡Hola!
Sé que el capítulo es corto pero os prometo que subiré la segunda parte antes de este miércoles. Lo prometo.
Muchísimas gracias a todos los que leéis esta historia :) Un abrazo,
Elisa
P.D. Si os gusta Harry Potter, aquí tengo varias historias. Hay un poco de todo, no solo HP :) http://www.potterfics.com/perfil/16766